De alternativas, heterodoxias, y otras disidencias.
martes, 2 de noviembre de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (y 13): Fuentes documentales sobre Hipatia
jueves, 22 de julio de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (12): los otros perdedores.
“Respecto al Nuevo Testamento, sólo hay cuatro evangelios, porque el resto tiene títulos falsos y son dañinos. Los maniqueos han compuesto también un evangelio con el nombre de Tomás, que, aunque impregnado de la fragancia del evangelio, aniquila a las almas de los simples. Debemos recibir también los Hechos de los doce Apóstoles, y, además, siete epístolas católicas: de Santiago, Pedro, Juan y Judas. Y como un sello sobre ellas la última obra de los discípulos, las catorce epístolas de Pablo. El resto ha de ser considerado de rango secundario. Otros libros no deben ser leídos en las iglesias, ni tampoco en privado tal como me habéis oído.”
El subrayado, en negrita, es mío. No deja de sorprenderme la exquisita perversión de este censor, que no tiene problemas en confesarnos que el evangelio de Tomás está “impregnado de la fragancia (euodía, lit. “buen olor”) del evangelio”…pero, aun así, lo condena.
Por estas fechas, San Agustín ya estaba dando guerra, combatiendo herejías y proponiendo algunas de las más audaces y peculiares concepciones teológicas y antropológicas –como llegar a decir que el mal existe para que seamos libres- que, mira tú por dónde, no sólo no le llevaron a ser condenado como hereje, sino que le elevaron a los altares de la santidad. Al final va a ser verdad que Dios escribe derecho con renglones torcidos…
martes, 4 de mayo de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (11): La otra biblioteca perdida
A la vista de sucesos tan lamentables, no es de extrañar que la película, igual que la leyenda, asocie la muerte de Hipatia con la destrucción de la biblioteca de Alejandría, y que muestre ambos sucesos como el símbolo trágico de la muerte de la cultura clásica y la religión pagana a manos del cristianismo triunfante.
Hemos ido comprobando, en esta serie de artículos que han dado cuerpo a este blog, cómo tal opinión es bastante reduccionista, maniquea y, en definitiva, inexacta. Para incidir en ello y comprobar cómo el resultado estuvo muy lejos de ser Cristianos 1 – Paganos 0, hoy vamos a hablar de otra biblioteca, mucho más pequeña pero enormemente valiosa, contemporánea de la de Alejandría, que también estaba en Egipto, y que, en torno a las mismas fechas, si no fue destruida, fue porque se salvó por los pelos, a costa de perderse en el olvido encerrada en una vasija y enterrada en el desierto...hasta que quince siglos más tarde (¿casualmente?) vio de nuevo la luz y los ojos de nuevos lectores.
Anno Domini 1945. En ese año, algunos de los mejores cerebros de occidente trabajaban en el Proyecto Manhattan y conseguían parir un monstruo...para acabar con otro monstruo, y provocar un holocausto en respuesta a otro holocausto: el 16 de julio hacían explotar la primera bomba nuclear de fisión, y poco después arrojarían otras dos, el 6 y el 9 de agosto, sobre Hiroshima y Nagasaki.
Ajenos al inicio de la era atómica, en diciembre siete fellahin, campesinos egipcios, cabalgaban en sus camellos en busca de sabakh, especie de mantillo que utilizaban como fertilizante para sus cultivos.

Pero la historia no termina ahí. Al parecer, Muhammad 'Alí y su familia se hallaban involucrados en una reyerta de sangre con una tribu de una aldea vecina. El asunto había comenzado seis meses antes, cuando el padre de Muhammad, que trabajaba como vigilante de unas máquinas de riego importadas de Alemania, mató de un disparo a un intruso. La familia del intruso, por su parte, asesinó al padre de Alí al día siguiente. Un mes después del hallazgo de los manuscritos en Nag Hammadi, Muhammad y sus hermanos se enteraron de que el asesino de su padre estaba durmiendo
borracho al borde de la carretera. Cogieron sus azadones y se llegaron hasta el lugar donde estaba y, todavía dormido, lo mataron a golpes de zacho, le abrieron el pecho, le sacaron el corazón y se lo comieron, todavía caliente, en un acto digno de sacerdotes aztecas...si no fuera porque la maldición y la venganza oficiaban el rito en lugar de la plegaria y el sacrificio.

Lo que sigue no es menos truculento, pero sí más gris y vergonzoso y, por desgracia, más habitual: venta ilegal en el mercado negro de algunos manuscritos, celos entre los investigadores y disputas por la primacía de las ediciones, conflictos de intereses entre instituciones y demás sórdidas lindezas culpables de que la primera traducción completa de los textos, al inglés, se demorase más de treinta años...La traducción completa al castellano aun tardaría otros veinte años más, es decir medio siglo después de tan valioso descubrimiento... Pero, ¿de qué manuscritos estamos hablando?
Se trata de trece códices -en realidad, doce más unas hojas sueltas de otro códice perdido-, forrados con fundas de cuero, conteniendo 52 tratados escritos en copto sobre papiros datados en torno a finales del siglo IV. El copto es la lengua egipcia, la de Nefertiti y Akenaton, escrita con el alfabeto griego, al cual se añaden siete nuevos caracteres, tomados del demótico, que representan consonantes del egipcio que no existen en el griego. Muy cerca del lugar del hallazgo hay más de 150 cuevas, en algunas de las cuales se conservan pinturas e inscripciones funerarias del tiempo de la sexta dinastía, hace 4300 años. Por otra parte, si el pueblo más cercano al hallazgo es hoy Nag Hammadi, casi al lado del mismo, en la otra orilla, la del hallazgo, se hallan los restos de Kenosboskion, lugar donde en 320 San Pacomio fundó el primer monasterio cristiano. Unos cincuenta años después, tal vez algunos de esos monjes escribieran estos manuscritos -la mayoría, traducciones de documentos griegos anteriores-...para, al poco tiempo, verse obligados a sepultarlos.

Lo que hoy denominamos Biblioteca de Nag Hammadi es un conjunto de textos que reflejan un movimiento religioso místico y esotérico al que los expertos denominan gnosticismo debido a que, aunque el término abarca concepciones muy heterogéneas, todas parecen coincidir en la búsqueda de la salvación a través de la gnosis, en griego, “conocimiento”. La mayor parte de esos textos son también cristianos, muchos desconocidos hasta ahora y otros tan sólo por referencias o citas fragmentarias, pues se trata de escritos denominados apócrifos, término que para sus detractores era sinónimo de “falsos”. Ahora bien, conviene detenerse en el significado pleno de estos dos término griegos, que hoy como entonces corremos el riesgo de utilizar como meras etiquetas taxonómicas.
Sobre la gnosis y el gnosticismo es mucho lo que se ha escrito, y son muchos los eruditos empeñados en explicarnos las complejas cosmogonías y genealogías divinas de los distintos grupos de gnósticos. Por otro lado, hay muchos ocultistas de medio pelo, los nuevos gnósticos, que se apresuran a apropiarse de no se sabe qué herencia de sabiduría secreta legada supuestamente por los gnósticos de antaño. Lo cierto es que entre tantos árboles resulta difícil contemplar el bosque...
Los gnósticos buscaban un conocimiento que nada tenía que ver con la memoria o con los libros...aunque no por ello dejaron de leerlos y escribirlos. Buscaban una comprensión más allá del conocimiento mundano, y por ello les atrajo en seguida ese “reino” que no es de este mundo, esa visión que no es la percepción cotidiana, esa dimensión profunda de la realidad y de lo divino que parecía esconderse tras las palabras del maestro Jesús cuando decía aquello de “el que tenga oídos para oír, oiga”. Y lo buscaban tanto en el exterior como, sobre todo, en el interior, en ese recóndito lugar del alma donde se esconde la chispa divina. Pensaban que la mayoría de los hombres no consiguen conocer esa profunda realidad, y por eso las imágenes que describen este lamentable estado humano son las del dormido, el borracho, el ignorante, el enfermo, el cautivo en las tinieblas. Gnosis, de este modo, es sinónimo de despertar, de sanar y liberarse. ¿De qué hay que salvarse? Del naufragio que supone una vida en la ignorancia de lo que realmente se es. No hay otro pecado que el error de creer en “este” mundo, en este sistema convencional de valores, en esta ilusión y en esta farsa que nos vuelen sordos para la “música callada”, en este rumor de rebaños que nos aleja de la “soledad sonora”, en este bullicio que nos aturde y nos impide escuchar la sinfonía cósmica de la que hablaban los pitagóricos…El que tenga oídos para oír…
En cuanto al término apócrifo, desde los tiempos de los primeros heresiólogos hasta hoy ha venido siendo utilizado como sinónimo de “falso” o “inauténtico”, y así se ha aplicado a los escritos cristianos no aceptados por la ortodoxia por considerarlos no inspirados o de falsa atribución. Sin embargo, si aplicamos rigurosamente ese criterio, hay que decir que ninguno de los evangelios considerados canónicos, salvo, tal vez el de Lucas, fue escrito, según la crítica, por los autores atribuidos por la tradición. Por lo tanto, todos serían apócrifos…
Apócrifo, en griego, significa, literalmente “escondido”, “oculto”, “secreto”. Con este sentido figura el término en algunas de las obras encontradas en Nag Hammadi, como el “Apocrifon de Juan”, o “Libro secreto de Juan”. Podría decirse, pues, que estos manuscritos son apócrifos en un triple sentido, a saber: porque, según la ortodoxia, no son escritos “auténticos”; porque se presentan como enseñanzas secretas; y, por si fuera poco, porque fueron escondidos literalmente hace más de quince siglos.

¿Quién, cuándo y por qué ocultó esos manuscritos? Aunque la respuesta a esta triple pregunta queda ya sugerida entre líneas, en breve –o, al menos, eso espero- nos sumergiremos en más profundas indagaciones…
domingo, 28 de marzo de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (10 bis): ¿Jesús era feminista?
2.Definición de los términos
3.El status de la mujer en Palestina
4.La naturaleza de los Evangelios
5.Las mujeres y la resurrección de entre los muertos
6.Las mujeres discípulas de Jesús
7.Las mujeres como objetos sexuales
8.El rechazo, por parte de Jesús, del tabú de la sangre
9.Jesús y la samaritana
10.El matrimonio y la dignidad de la mujer
11.La vida intelectual para las mujeres
12.Dios como mujer
Conclusión
lunes, 1 de febrero de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (10): Jesús era feminista
Por si estuviese poco claro que esa facción triunfante del cristianismo es cosa de hombres -como decía un viejo anuncio del brandy Soberano-, en la película se cita, como detonante de la muerte de Hipatia, una de las epístolas misóginas atribuidas a San Pablo: I Timoteo 2, 11-15:
Mulier in silentio discat cum omne subiectione. Docere autem mulierem non permitto, neque dominari in virum, sed esse in silentio. Adam enim primus formatus est, deinde Eva. Et Adam non est seductus, mulier autem seducta in praevaricatione fuit. Salvabitur autem per filiorum generationem, si permanserit in fide et dilectione et sanctificatione cum sobrietate.
"La mujer, en silencio, aprenda con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que domine al hombre, sino que se mantenga en silencio. Porque Adán fue formado primero y Eva en segundo lugar. Y el engañado no fue Adán, sino la mujer que, seducida, incurrió en la transgresión. Con todo, se salvará por la maternidad, mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad."
¡Toma ya! Después de leerse un texto así, dan ganas de fotocopiárselo a los amigotes del bar de la esquina –que aun desconocen el e-mail y sus reenvíos basuras-, y brindar por San Pablo con un Farias y una copa de Soberano, como Dios manda…
Bromas aparte, y a pesar de que, por desgracia, esa haya sido la facción triunfante del cristianismo, en gran parte responsable del estereotipo machista hasta nuestros días, lo justo es detenerse a considerar lo siguiente:
1º. Este alarde de machismo de ningún modo se le puede atribuir a Jesús, si nos atenemos a los testimonios –tanto canónicos como apócrifos- que nos han llegado sobre su vida y obras
2º. Se le atribuye a Pablo, que, aunque sea el autor más influyente en el cristianismo, conviene recordar que no conoció a Jesús.
3º Pero es que ni siquiera parece que sean palabras de Pablo, pues dicen los expertos que las epístolas I y II Timoteo (como también Colosenses y Efesios) son "deuteropaulinas", esto es, posteriores a Pablo y redactadas mucho después por autores (¿tal vez algún antepasado de Rouco Varela?) interesados en contrarrestar el prestigio del que gozaba la mujer en algunos círculos y en algunos escritos apócrifos de los llamado gnósticos, como también, por cierto, en varios pasajes de los evangelios canónicos que enseguida comentaremos. Autores tan poco sospechosos de heterodoxia como José María Bover y José O’Callaghan, responsables de la edición crítica del NUEVO TESTAMENTO TRILINGÜE [griego, latín, castellano] en la Biblioteca de Autores Cristianos (1977), al hilo de este pasaje de Timoteo sugieren en nota lo siguiente (no me resisto a citarlo y a subrayarlo –con negrita-, aun a riesgo de pasar de mi discurso-ladrillo habitual directamente al hormigón escrito):
“Este pasaje tiene una notable coincidencia, en la temática, no en la orientación, con algo que San Epifanio afirma de la secta de los priscilianistas o quintilianistas (algo así como la extrema izquierda del movimiento montanista): «Atribuyen la fundación de su secta a Quintila y a Priscila... Recurren a diversas autoridades muy frívolas. Pretenden que el hecho de haber sido la primera en comer del fruto de la ciencia ha sido para Eva un gran privilegio... Entre ellos frecuentemente siete vírgenes vestidas de blanco y llevando antorchas se presentan delante del pueblo en la iglesia para proferir oráculos. Presas de una especie de entusiasmo realizan delante de los asistentes exhibiciones para llevarlos a derramar lágrimas que sean consideradas como un fruto de penitencia. Entre ellos las mujeres son obispos, sacerdotes y se las admite a otros grados. No se tiene ninguna cuenta del sexo bajo el pre¬texto de que (Gál 3,28) «en Cristo no hay hombre ni mujer» (Panarion XLIX, 2). En el pasaje de 1 Tim 2,11-14 toda esa tendencia feminista queda desautorizada, invocando también el Génesis, pero bajo otro aspecto distinto. ¿Se trata de una desautorización de antemano o de una desautorización posterior, en cuyo caso este trozo pertenecería a la controversia o polémica antimontanista? (Cf. H. DELAFOSSE, Les écrits de S. Paul [Paris 1928] IV. «Les épitres pastorales»)”.
Sobre esos priscilianistas rojos y feministas hablaremos otro día. Como también sobre Prisciliano, que también era feminista y esa mujer, tal vez su cuñada, que viajó sola desde el Bierzo hasta Egipto y Jerusalén en tiempos de Hipatia (¿Y si se hubieran conocido…? Buena historia para un guión…)
En todo caso, triunfó la misoginia, sí, pero ¿cuál era el mensaje original, según las fuentes primarias? ¿Qué decían esos otros textos gnósticos? Pero, sobre todo, ¿cuál era la actitud de Jesús con respecto a las mujeres, según reflejan claramente incluso los evangelios que fueron considerados como canónicos?
A mostrar y comentar esos textos canónicos se dedica precisamente el interesante artículo que en 1971 escribió Leonard Swidler, que pronto comentaremos, al que debo el título de esta entrada: Jesus was a feminist.
Continuará…
lunes, 4 de enero de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (9): Hipatia no era feminista
Por otro lado, tenemos el impactante episodio del paño menstrual, que aparece en la película, y que relata así la enciclopedia Suda:
"Era tan bella y bien parecida que uno de los que asistían a sus conferencias se enamoró de ella. Como era incapaz de controlar su deseo, le mostró un signo de su condición. Fuentes no fidedignas dicen que Hipatia intentó curarle su enfermedad mediante la música, pero la verdad es que la música no tuvo ningún efecto. [En realidad] ella trajo algunos de sus paños de mujeres [menstruales] y los arrojó delante de él, mostrándoselos como un signo su origen impuro, y dijo: Esto es lo que amas, joven, y no hay nada hermoso en ello. Su alma sintió tal rechazo y vergüenza ante una sorpresa tan desagradable a la vista, que recobró la prudencia".
Si el suceso tiene algún fundamento, la verdad es que no parece que Hipatia se sintiese muy orgullosa de su condición de mujer... O, cuando menos, parece que compartía la aversión platónica -y claramente androcéntrica- por las cuestiones relativas a la generación.
Sin embargo, el nombre y la historia de Hipatia no dejan de suscitar interés entre los círculos feministas. Hay al menos dos publicaciones académicas feministas con su nombre: una publicada en Atenas desde 1984, Hypatia: Feminist Studies, y la otra en la Universidad de Indiana desde 1986, Hypatia: A Journal of Feminist Philosophy. Precisamente en esta última revista, Ursula Molinaro publicaba en 1989 su apasionado artículo "A christian Martyr in Reverse: Hypatia". No he podido hacerme con el artículo, entre otras cosas porque la web que supuestamente te lo ofrece on-line lo hace sólo durante 24 horas y por el módico precio de 34$... (y luego llaman piratas a los que comparten archivos... yo llamaría ladrones a los que nos roban la información o pretenden lucrarse con ella). Me guío, pues, de los buenos resúmenes que nos ofrecen María Dzielska (op. cit., pp. 30-31) y Amalia González (Hipatia, Ediciones del Orto, Madrid 2002; pp. 61-62). Citaré in extenso este último, por ser el más conciso:
“Ursula Molinaro, novelando su figura, recrea una imagen de Hipatia tan experta en ciencia y filosofía como en cuestiones eróticas. Para ella el asesinato de Hipatia representa no sólo el fin de la racionalidad, sino el fin de la libertad de las mujeres. Hipatia, en esta semblanza, estaba casada con el filósofo Isidoro, cuestión que no impedía que tuviese otras relaciones amorosas sabidas y consentidas por su marido. Con Hipatia, a decir de Molinaro, muere la libertad de las mujeres, tanto en el ámbito del pensar como en el sexual. Hipatia era superior intelectualmente tanto a su padre como a su marido. Por otro lado, la relación con Orestes era una relación amorosa. Así el patriarca Cirilo, en versión de Molinaro, no sólo tiene envidia por la influencia que Hipatia ejercía en Alejandría, por los adeptos que le pudiesen ser restados, sino que estaba indignado por su adúltera conducta. Hipatia representaría en este caso no sólo la muerte de la cultura griega, sino del pensamiento libre para las mujeres y la iniciación en el camino de la sumisión cristiana”.
De un plumazo hemos pasado de una virgen que rechaza a sus amantes de la forma más drástica a una mujer con "muchas amistades amorosas", que escandaliza a Cirilo, no tanto por su sabiduría o influencia política, como por su "conducta adúltera". Ante tal derroche de imaginación, no es de extrañar el juicio que hace Dzielska:
"Gracias a sus arbitrariedades, invenciones y cambios, el texto de Molinaro llega considerablemente más lejos que todas las mitificaciones anteriores que se han propuesto justificar, recurriendo a Hipatia, distintas perspectivas sobre la historia, la religión y la Antigüedad griega".
Pero no queda aquí la cosa, pues en 1993 Gemma Beretta publica Ipazia d'Alessandria (Editori Riuniti, Roma), donde aparecen algunas apreciaciones tan desmesuradas como estas:
“Hipatia, la virgen justa que retorna al mundo, es la muerte del patriarcado”.
“Su palabra y su cuerpo son el desmentido viviente –encarnado– de toda la estructura ideológica que los Padres de la Iglesia han construido para dar legitimidad a su poder”.
“Con Hipatia y en Hipatia es el principio femenino del mundo, la Gran Diosa, quien es sacrificada”
Las citas las recoge Carlos García Gual, en su artículo "El asesinato de Hipatia. Una interpretación feminista y una ficción romántica".
La conclusión de todo esto es que va siendo imprescindible contar con una edición asequible de las fuentes documentales primarias sobre Hipatia, para saber exactamente lo que dijeron de ella los pocos que la mentaron en la Antigüedad, y así poder juzgar hasta donde llega la leyenda. En breve estará a punto la edición y traducción de tales fuentes que estoy preparando para que esté disponible en este blog.
domingo, 3 de enero de 2010
AGORAfilia y AGORAfobia (7bis): Por qué Sinesio no quería ser obispo
"Un necio sería yo si no les estuviera muy agradecido a los ciudadanos de Ptolemaida porque me consideran digno de lo que ni siquiera yo mismo me considero".
Lo primero que le preocupa a Sinesio es no estar a la altura del cargo.
"Yo siempre reparto mi tiempo entre estas dos cosas, la diversión y el estudio: estudiando, más que nada los temas divinos, me aíslo, mientras que, divirtiéndome, soy el más accesible".
Sin embargo, muy distintas han de ser, según Sinesio, las costumbres de un sacerdote:
"Para que cumpla con su compromiso lo vigilan miles de ojos, cuya utilidad es nula o poca si no se trata de alguien ya predispuesto , sensato y que no se rinde a ningún tipo de deleite. Además, en todo lo concerniente a Dios no podría aislarse sino que tendría que ser el más accesible a todos, un doctor de la ley que proclama lo legislado".
En segundo lugar, como ya hemos visto, no quiere renunciar ni a su mujer ni a sus ideas filosóficas platónicas.
Para terminar, y en relación no ya sólo a sus ideas filosóficas sino a su idea de lo que es la misma labor filosófica, nos expone su aristocrática -y muy platónica- concepción del saber, sin duda compartida por el círculo de Hipatia. Se trata del conflicto, habitual en la época, entre enseñanzas esotéricas, internas y para unos pocos expertos, y exotéricas, públicas y para el vulgo. El siguiente pasaje es bastante explícito al respecto:
"Lo mismo que la oscuridad es más beneficiosa para quienes tienen los ojos enfermos, así también acepto que para el vulgo la mentira constituya un beneficio y un perjuicio la verdad para quienes no son capaces de fijar la mirada en el radiante brillo de la esencia".
¿Qué puede hacer, con estas convicciones, un sacerdote, un obispo? He aquí la curiosa respuesta de Sinesio:
"Si esto me lo consienten las leyes del ministerio sagrado que voy a desempeñar, podría ejercerlo de la siguiente manera: en privado me dedicaré a la filosofía, pero en público contaré fábulas en mis enseñanzas".
Ahora dice "fábulas", pero antes ha dicho literalmente "mentiras", como beneficiosas para el vulgo. ¿Mentiras piadosas? Si hay una convicción firme para Sinesio es la siguiente:
"La verdad de lo divino debe ser algo inefable, la masa necesita un procedimiento distinto".
A cada cual, según sus capacidades. Sólo los más capacitados se atreven "a fijar la mirada en el radiante brillo de la esencia".
Tal concepción es compartida por platónicos, gnósticos, iluminados, espirituales, cátaros y, en general, sabios y chamanes de todos los tiempos y lugares, que saben que los cerdos desprecian las perlas, y que el camino que lleva al conocimiento es estrecho y escarpado, no apto precisamente para rebaños.
En mi opinión, el principal problema de Sinesio con el cargo que le ofrecen es que, por un lado, se siente más un filosófico lobo estepario que un religioso pastor de corderos, y, por otro, que le llaman más los disfrutes mundanos que los rigores monásticos. A pesar de todo, ocupó la sede episcopal. Con los malos tiempos que corrían para la heterodoxia, tuvo la precaución de morirse antes de presenciar el horrible asesinato de su maestra Hipatia...y antes de despertar las sospechas entre fanáticos de la ortodoxia, como nuestro amigo Cirilo de Alejandría.
Datos personales
- Petros de Panópolis
- Filósofo, poeta, y antropólogo un tanto misántropo

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